Una novela que tal vez no es novela
Recién es mayo, pero ya quiero empezar a perfilar cuáles serán los mejores del año. Al primero de mayo he leído 21 libros y algunos han sido sobresalientes.
Entonces, voy a destacar el top 5.
5. El infinito en un junco, de Irene Vallejo. Increíble ensayo literario sobre la historia del libro. Se enfoca en la Biblioteca de Alejandría y en el Imperio Romano. Brillante.
4. El tren, de Georges Simenon. Una historia extraña de la Segunda Guerra Mundial. Las prioridades cambian con la cercanía de la muerte; el peligro de la guerra descubre verdades. De los mejores de Simenon que he leído.
3. La elegancia del erizo, de Muriel Barbery. Lo leí junto con mis estudiantes y lo disfrutamos mucho (la mayoría, creo). Lo platicamos en el salón (en el círculo de la felicidad, como ellos le dicen) y salieron temas interesantes como la búsqueda de la belleza y el sentido de la vida. Me encanta que Japón es parte relevante de la novela.
2. Kentukis, de Samanta Schweblin. Una novela que tal vez no es novela, pero que disfruté por la estructura y el pesimismo general de las varias historias que juntas forman una triste, pero efectiva, alegoría de nuestros tiempos. Y luego vi varias entrevistas con la autora y me cayó muy bien, sentí que estábamos en sintonía: la escuchaba hablar sobre el acto de escritura y era como escucharme a mí.
1. Los tres mosqueteros, de Alexandre Dumas. Si no pasa nada raro, este será la mejor del año.
Menciones honoríficas:
Lowdown Road, de Scott Von Doviak.
Chevreuse, de Patrick Modiano.
Que siga el año, que sigan las lecturas.
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